domingo, 13 de agosto de 2017

Review: La saga Ringu o "porque las historias deben acabar cuando deben acabar" 1/4

Por ahí de principios de los 2000s se pusieron de moda las películas de horror asiáticas (y no sólo en mi círculo de conocidos, compuesto principalmente de pseudo-otakus). La película que básicamente empezó con el fenómeno fue Ringu.

La historia en aquellos años resultaba algo bastante fresco contra lo que ofrecían las películas gringas. En lugar de tratar sobre un asesino serial enmascarado que quería filetear a un conjunto de adolescentes-veinteañeros, la trama era una mezcla entre una investigación de crimen y cuentos de terror sobrenatural donde realmente no había mucho derramamiento de sangre y todo el terror se administraba a base de atmósfera.

Hoy en día la trama de la película es bastante conocida y algo obsoleta pa' acabarla de fregar (Apá, ¿Qué es un be-hache-ese?). Existe una leyenda urbana sobre un videocasete que trae la muerte en una semana a quien lo vea. Una reportera va tras la noticia y tras encontrar y ver el video, recibe una llamada anunciando que la cuenta regresiva comenzó. Creyendo totalmente que sus días están marcados, busca la ayuda de un profesor universitario (su exmarido) para resolver el misterio del video y juntos siguen las pistas hacia una región rural de Japón hasta encontrarse con la tragedia de Sadako Yoshimura y lo que, piensan, podrá cambiar el fatal destino de ambos. 

La película se basa en una novela de Koji Suzuki y, como siempre sucede, hay bastantes diferencias entre la versión escrita y la filmada. Para empezar, Asakawa (la protagonista) en el libro es el protagonista, y el Dr. Takayama fue su compa en la prepa, no su ex-mariachi. Sin embargo, la diferencia principal es en la naturaleza misma de la maldición. Mientras que en la película todo gira alrededor del VHS y se da a entender que las muertes son ocasionadas por un ente sobrenatural, en el libro, desde el principio se establece que todas son muertes médicas.
Ringu es un libro de terror recomendable, aún si se conoce el desenlace de la película. La prosa no es una obra de arte y no sé si eso es por culpa de la traducción o del autor. Pero la trama es entretenida y no hay secciones que aburran. El final tiene una resolución, pero al más puro estilo de los japoneses, queda claro que probablemente no es el fin de la maldición del be-hache-ese ese.

El libro logra lo que desde mi punto de vista debe provocar una buena historia: ganas de seguir dentro de ese universo. ¿Qué pasó antes? ¿Qué después? ¿Qué hizo fulano cuándo no sabíamos de él?
Por eso siempre tuve muchas ganas de leer Rasen (Espiral), la continuación.

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