miércoles, 25 de enero de 2012

Me debería valer madre.


Esta página, diario, o como le quieran llamar, comenzó como una pendejada de esas a las que estaba muy acostumbrado hace 6 años. Un momento típico mío de "Ah! ¡Chingue su madre! ¡Voy a hacer mi blog". 
 
Y revisitando el contenido me doy cuenta de la libertad con la solía escribir las cosas. Básicamente publicaba la primer pendejada que se me ocurría y tal cual se me ocurría en el momento. A diferencia de entonces, hace como un año que me empezó a dar miedo el publicar cualquier texto.  Hice muchos drafts que nunca se publicaron y se perdieron en el ether(net). La estúpida razón es que sé que ahora tengo unos cuantos lectores (poquitos, pero cuentan) y pues, no sé. Resulta que ahora hay cosas que me gustaría decir, pero no que las escuchen todos.

Ahora, también me doy cuenta de que antes solía postear de pendejadas que a nadie le importan (¡mis juegos de basquet!) y últimamente me dio por tratar de opinar sobre noticias, obras o madres similares que online son serious business. Si hay algo cierto en internet es que no hay manera de llevar un diálogo civilizado con alguien (muy pocas excepciones). La neta es verdad eso de que the internet is for porn.

En fin, el punto es que debería dejar de preocuparme por lo que piense la gente de lo que pienso. Últimadamente, lo que escriben muchos conocidos y desconocidos en el feisbuc es peor (y en muchas ocasiones con un grado muy alto de imbecilidad). 
 
¿Qué tanto me puede afectar en la vida real, laboral, personal postear por postear?

¿Volverán a hacermela de pedo otra vez los fulanos que hicieron el corto de  "un día en Culiacán"? ¿Verán mis jefes que tengo vida afuera de la chamba a pesar de sus grandilocuentes planes? ¿Llegará algún fanboy de Arjona a estar fregando? La emoción me tiene extasiado...

PD. Resulta que "imbecilidad" si existe en el diccionario.