lunes, 18 de octubre de 2010

Adios pollo

Tengo rato haciéndome pendejo con este post, y es porque no soy muy bueno para expresarme en cosas que realmente me importan.

Hace poco más de un mes murió Iván, un compañero de la prepa. 

Por ai' de la carrera él se fue con su familia a vivir a Ensenada y yo me quedé enclaustrado en Obregón,  a partir de entonces probablemente lo ví unas 10 veces en la última década y sin embargo lo consideré un amigo cercano, mucho más cercano que otra gente que veo casi a diario.

La amistad con él, ni siquiera surgió de forma personal, sino que nos conocimos sólo  porque formamos parte del círculo de güeyes del CBTIS que nos juntabamos principalmente a gastar dinero en las maquinitas, jugar fútbol a mediodía o prestarnos aficiones como anime, dibujos o alguna otra chingadera similar.

Salimos de la prepa y entramos a universidades diferentes, por lo que nos empezamos a juntar sólo en los cada vez menos frecuentes, juegos de futbol de fin de semana. A lo mejor nos hubieramos distanciado si no hubiera sido porque cuando a mi apá le dió su infarto cerebral, el suyo se puso muy enfermo y murió. Por la coincidencia de dolencias nuestras madres se hicieron vecinas de hospital y aunque no recuerdo que alguna vez hablaramos al respecto, había una especie de conciencia que nos etiquetaba como compañeros de desgracia.

La última vez que me comuniqué con él fue por messenger y tenía una foto tomada en la noche de mi boda como avatar. En su celular me tenía registrado simplemente como "paco", a pesar de que no le hablaba muy seguido que digamos, ni a que hay pinchemil güeyes que se llaman igual que yo. 

La religión convence a mucha gente con un sólo argumento: únete y en la vida después de esta estarás mejor. Yo no soy creyente, pero recuerdo que él si. Y si hay algo que deseo es que se encuentre en ese cielo al que tanto quiso llegar.

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