Jpod, de Douglas Coupland, es la clase de libro ligero basado
totalmente en el uso de un humor absurdo y estúpido de la cual se hubiera
burlado mi apá, diciendo "cómo te gustan las pendejadas".
Y tendría toda la razón porque desde el principio
es precisamente eso.
Jpod trata de las situaciones jocosas (wink
wink) que suceden en la vida de Ethan Jarlewski, todas causadas por su excéntrica
familia y compañeros de trabajo. Ethan trabaja como programador en una compañía
de videojuegos en el área conocida como Jpod, un pedazo escondido en el sótano
donde los cubículos están ocupados por empleados cuyos apellidos comienzan con
"J" a causa de un error provocado por el Y2K. El que todos los
esclavos de jpod pasen el límite legal de lo excéntrico es pura coincidencia.
Su madre es aficionada a la botánica "redituable" y puede o no haber
matado a un traficante por error, o no. Su padre es un aspirante a actor, desesperado
en conseguir un rol con diálogos y con un affair con una actriz/modelo no muy
completa del cerebro. Su hermano esconde inmigrantes ilegales en su casa por
deudas anteriores contraídas con Kam, el capo, traficante y asesino chino más
buena persona que nadie pudiera conocer.
Y así, la vida va normal en Jpod, hasta que todo
comienza a irse al carajo cuando los jefes deciden que hay que agregar una
tortuga antropomórfica "radical" y "cool" al juego de
patinetas que es el proyecto actual de la compañía.
Personajes amorales, referencias pop al por
mayor, métodos alternativos de entregar la narrativa y auto inserción por parte
del autor. Todos los elementos para un desastre literario conjuntados. Y sin
embargo, la novela es ligera y altamente satisfactoria, igual que una sopa
maruchan con limón y salsa de botella (igual de hueca también).
Los mejores segmentos son sin duda las cadenas de
texto y mails que se envían entre sí los prisioneros de jpod a lo largo del
libro. Por ejemplo, el pasado de los jpoditas es revelado en un concurso de
cartas de amor a Ronald McDonald. ¿Por qué razón? Ya ni me acuerdo.
En fin. Libro altamente recomendable si la expectativa
es leer pendejadas (apá dixit).
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